En la ciudad cordobesa de La Falda, en una antigua casona sobre la conocida Av. Ferrarini 1650, funciona hace más de 10 años la Escuela de gestión social, “La Semilla”, que surgió de la misma necesidad de la comunidad para cubrir la educación a niños de nivel maternal, inicial y primario. Los iniciadores del proyecto concluyeron que la figura de asociación mutual fue lo más adecuado para brindar un servicio educativo diferente a la oferta tradicional.
En el año 2012 se crea el Jardín Semillitas, y luego en el 2016 se inicia el nivel primario.
La idea central en la formación de los niños de 2 a 12 años, es la educación respetando el tiempo y forma de aprendizaje particulares. Que es posible disfrutar del enseñar y del aprender con alegría, con libertad creadora y en contacto permanente con la naturaleza.
Se trabaja de acuerdo al diseño curricular de la provincia de Córdoba, desarrollando prácticas vigentes y comprobadas de pedagogías que promueven una educación basada en principios como la libertad, el respeto y el despertar de la inteligencia a través de la expresión artística y creativa. También, valorando el juego y la experimentación como medios de conocimiento, vivenciando a diario los valores como la cooperación y el respeto por las diferencias.
Uno de los modelos que sirvió de inspiración fue la Escuela Cooperativa Olga Cossettini, que lleva más de veinte años trabajando en Capilla del Monte, bajo este proyecto innovador.
La Escuela Semilla, además, trabaja en red con otras escuelas de gestión social de la provincia, con la que se hace encuentros periódicos de enriquecimiento y aprendizaje mutuo.
Paula Aroca, una de las principales referentes que estuvo desde el comienzo, en diálogo con Prensa Con Opinión, señaló sobre la escuela: “El principal rasgo de estas escuelas de gestión social, es que surgen desde la misma necesidad de la comunidad, de las organizaciones sociales. Acá la conducción es horizontal y colegiada; no hay estructura vertical como en la escuela tradicional. Tenemos asambleas todos los días, de la que participan los docentes, los alumnos, los padres. Esto no está planteado como una empresa educativa, con la lógica del mercado, por eso nuestra escuela no puede ser encuadrada como de gestión privada. Estamos dentro de la Economía Solidaria, por lo que no tenemos una cuota mensual. A cada familia que quiere que su hijo se eduque en este espacio, le planteamos un aporte solidario no excluyente; se trata de un valor sugerido, que cada uno podrá o no alcanzarlo, pero no es un requisito, nadie queda afuera por esto. La idea es el compromiso de participación de toda la comunidad educativa: docentes, alumnos y padres. Estoy convencida que el proyecto de escuela de gestión social, no podría llevarse adelante si fuese encarado como un negocio”.
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